sábado, 9 de febrero de 2013

Tu dinero o tu vida

En algún punto de mi vida, me dí cuenta que deseaba mucho y trabajaba poco. Traté de cambiar mi situación. Empecé a trabajar un poco más. Recuerdo el primer año de mi vida académica que realmente me esforcé: fue el último semestre la mi tercera carrera. Decidí que no solamente debería pasar las materias, si no que debería hacer mi mejor esfuerzo para alcanzar una nota decente en cada una. Lo hice y funcionó. Nunca en mi vida obtuve un mejor promedio, no por lo menos por mi trabajo y no por la simpatía que pudieran tener los maestros por mi persona. No es que me haya vuelto la persona más trabajadora del mundo, y aunque el impulso de los primeros meses pasó, creo que empecé a trabajar más duro y a sentirme más satisfecho de mi trabajo. Sin embargo, como dice el proverbio, cuando uno más tiene más necesita y así conforme iba obteniendo algunos modestos éxitos, mi necesidad de poseer más y mejores cosas empezó a crecer. Con esto vinieron las deudas, que hasta hoy tengo, y aunque en algún momento pude deshacerme de estas, decidí tener más. Por que sentía, y quizá aún siento, que el éxito personal debería venir acompañado de la abundancia material, aunque fuera ficticia. Sin embargo, no supe administrar lo que había conseguido y de repente me veo como me vi antes de conseguir lo que he conseguido: endeudado y con pocos recursos. Me pregunto si he fracasado. Sin embargo, algo viene a mi mente: esto puede ser una oportunidad, porque la necesidad es la madre de los inventos. Y es hora de reinventarme. Me atreví a jugar este juego del capitalismo, quien tiene mucho es mejor, y creo que me ha pagado mal. Tampoco quiero volverme un revolucionario comunista, pero lo que antes era simplemente una cuestión filosófica, ahora se ha convertido en un serio dilema existencial: ¿Quien no ha visto películas de gangters y oído esa frase de "tu dinero o tu vida"? Pues bien, creo que en algún momento de la edad adulta eso se convierte en la decisión más importante. No es que uno este peleado con el otro, pero como Jesucristo dijo "Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o apreciará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas." Entiendo esto en un sentido más amplio que el religioso, y quiero pensar en Dios como el símbolo de una vida interna, espiritual y emocional más profunda e intensa, como el espíritu infinitamente perfecto del cual todo lo que existe recibe la existencia y la subsistencia, eso que trasciende nuestra parte animal, cuyo espíritu desciende a la tierra y nos convierte en seres humanos, esa alma que es capaz de elevarse a niveles sublimes al expresarse. Es eso eso o un buen salario. Por supuesto, hay personas muy talentosas que haciendo lo que aman hacer tienen buenos ingresos, y creo que eso no tiene nada de indeseable. Pero en algún momento, llegamos a una curva de nivel donde tenemos que decidir si dedicamos nuestro tiempo y nuestras fuerzas vivir plenamente o aspiramos a una calidad (material) de vida mejor. Pero el tiempo y los recursos son finitos y hay que escoger. No creo que aún haya llegado a esa curva, pero siento que estoy cerca y pronto será tiempo de definir. ¿Vale la pena dedicarle casi la mitad de la vida a un trabajo que quizá no disfrutes, pero con el que puedas pagar las deudas? ¿No es mejor hacer lo que desde tu interior estas llamado a hacer, y conformar tu estilo vida a lo que puedas adquirir a través de este trabajo? No, no pretendo dar una respuesta, porque esa la tendré que dar, no a mis lectores, si no a mi mismo con las decisiones que tome en los próximos días.