domingo, 6 de mayo de 2012

Las preguntas de Job (parte I)


Quien ha mirado el antiguo testamento, puede encontrar una historia que parece fuera de su contexto general : la historia de Job. En esta, no se hace referencia al pueblo judío, y se cree que es anterior a los relatos bíblicos de Abraham, por lo cual probablemente, es una narración que sea más antigua que muchos de los relatos en la Biblia.

En ocasiones, se ha visto a Job como el ejemplo de la paciencia ante los sufrimientos de la vida. Para entender esto, recordemos como comienza este relato. Job era un ganadero importante del medio oriente, el cual prosperaba en todos sus negocios. Sin embargo, la cualidad de Job era su temor a Dios, por lo cual todos los días ofrecía sacrificios por el y su familia. La Biblia nos dice que tenía el favor de Dios, ya que era recto y justo como ningún otro hombre en la tierra. En los tiempos de Job, como en nuestros días, se pensaba que si un hombre actuaba de manera justa, entonces sería prosperado y, de manera recíproca, los malvados serían destruidos. Nuestra experiencia cotidiana nos muestra algo totalmente diferente. Y de esto trata el relato bíblico.

Un día, el ángel acusador se presentó delante de Dios y este le mostró que Job parece ser el más bondadoso y recto de los hombres. Pero el ángel indicó que tal bondad y rectitud provenía de su prosperidad material. Entonces Dios le permite acabar con las posesiones de Job, y con su familia. ¿Es cierto que los hombres pueden ser buenos solo cuando lo tienen todo? La Biblia no da una respuesta definitiva, pues muestra dos ejemplos opuestos. Por un lado, la esposa de Job le reclama su resignación y exije que maldiga a Dios y se muera. Por otro lado, Job simplemente expresa su sumisión ante su situación y objeta si han de aceptar, de parte de Dios, las cosas buena y no las malas. Ante esta situación la Biblia nos muestra dos actitudes ante las situaciones de perdida material, económico e incluso familiar ¿Pero que pasa cuando el ser humano es herido en su propia carne? Esta es la segunda parte del alegato del ángel, y pide a Dios que le permita atormentar a Job en su propia carne, y este es el inicio de los diálogos de Job.

Como se ha notado, Dios no tenia ninguna motivo para castigar a Job. De hecho, le consideraba el más justo de los hombres ¿Acaso no observamos que todos los días las personas sufren, sin motivo alguno, aún cuando tratan de obrar de la manera que les parece correcta? Esta es la situación de Job, y el esta consiente de ello.

Los diálogos que sostiene Job son con tres amigos cercanos que, como él, creían que una vida recta conducía a una vida de prosperidad. Pero Job empieza a experimentar en su propio ser que tal doctrina carece de sustento empírico: El es el más justo de los hombre, y Dios no actúa de acuerdo a esta justicia ¿Que puede hacer ante un Dios Todopoderoso que se ha obsesionado en destruirle? Estás y otras muchas preguntas son hechas por Job a lo largo del libro. Me gustaría compartirles algunas.


¿Por qué deja Dios ver la luz al que sufre? 


¿Por qué le da vida al que está lleno de amargura, 


al que espera la muerte y no le llega, 


aunque la busque más que a un tesoro escondido? 


(Job 3:20-21)


¿Qué es el hombre, que le das tanta importancia? 


¿Por qué te preocupas por él? 


¿Por qué lo vigilas día tras día, 


y lo pones a prueba a cada instante? 


¿Por qué no apartas tu vista de mí, 


y me dejas siquiera tragar saliva? 


(Job 7:17-19)


Si peco, ¿qué perjuicio te causo, 


vigilante de los hombres? 


¿Por qué me tomas por blanco de tus flechas? 


¿Acaso soy una carga para ti? 


¿No puedes perdonarme mi pecado? 


¿No puedes perdonar el mal que he cometido? 


Pronto estaré tendido en el polvo: 


me buscarás, y ya no existiré. 


(Job 17:20-21)


Todo es lo mismo. Y esto es lo que pienso: 


que él destruye lo mismo a culpables que a inocentes. 


Si en un desastre muere gente inocente, 


Dios se ríe de su desesperación. 


Deja el mundo en manos de los malvados 


y a los jueces les venda los ojos. 


Y si no ha sido Dios, ¿quién, entonces? 


(Job 9:22-24)


Siendo así que tú mismo me creaste, 


¿te parece bien maltratarme y despreciarme, 


y mostrarte favorable a los planes de los malos? 


¿Acaso ves las cosas como las ven los hombres? 


¿Acaso es tu vida tan corta como la de un mortal? 


(Job 10:3-5)


El hombre, nacido de mujer, 


tiene una vida corta y llena de zozobras. 


Es como una flor que se abre y luego se marchita; 


pasa y desaparece como una sombra. 


¿Y en este hombre has puesto los ojos, 


y contra él quieres entablar un juicio? 


(Job 14:1-3)


¿No son estas las mismas preguntas que nos hemos hecho en momentos de dolos? Quizá no recriminardole a una divinidad, pero sí cuestionandonos a nosotros mismos el porque de nuestro sufrimientos, que muchas veces parece injusto y otras tantas, irracional ¿Cual es la respuesta a este dolor y sufrimiento? Como los amigos de Job, hemos escuchado muchas veces que nuestra angustia proviene por nuestra causa. No podemos negar que muchas veces es así, pero otras tantas no tiene explicación ni justificación ¿Que explicación podemos dar a esa enfermedad incurable? ¿Porque alguien nace con trastornos genéticos incurables o hereda enfermedades de sus padres? ¿Porque ese accidente que causo la perdida de un ser querido? ¿Porque los azotes de la vida? Esos que más duelen, porque no esta es nuestra manos ocasionarlos, ni remediarlos, mucho menos controlarlos ¿Cual es la respuesta al sufrimiento del hombre? La Biblia da una respuesta en la continuación del Libro de Job y este será el tema de nuestro estudio en la próxima entrega.

No hay comentarios:

Publicar un comentario