miércoles, 11 de enero de 2012

¿Nos creeran tontos? ¿O realmente lo seremos?


Nota redactada el 29 de marzo de 2010

En la esquina de mi calle esta un tipo repitiendo con altavoz "... el candidato ganador". Omito el nombre del candidato, porque no se trata de un partido político, si no te todos. Es triste ver como la democracia ha caído en la pura demagogia. No puedo creer que las "estrategias de campaña" ahora se reduzcan a shows mediáticos, para manipular el animo de la gente y captar su voto. No se si haya un sistema democrático perfecto, pero entiendo que en la democracia ideal, el ciudadano informado elige a sus gobernantes, después de un juicio racional y sensato. No se trata de apoyar tal o cual causa, si no de elegir al gobernante según los intereses que convengan, por una parte, al grupo socioeconómico al que pertenecemos y por otro, a la sociedad en general. Respeto a los que militan en la derecha, cuyas ideas no comparto en absoluto, pero que tienen argumentos para sostenerse.

Sin embargo, veo con tristeza este acto circense que dan por llamar proceso electoral. Los candidatos no tienen que elaborar propuestas serias y sustentadas para convencer a los votantes. No. Por el contrario, deben contratar a un pobre estúpido que durante horas grite el nombre del candidato, por el altavoz y tener un ejercito de incautos que, de forma voluntaria, regalen souvenirs, para posicionarse entre el gusto de los consumidores, digo, de los electores. Ahora, no gana quien tenga un proyecto de gobierno sensato, si no el que tenga la canción más pegajosa.

¿Quien permite esto? Nosotros! Sí, porque en el fondo, somos nosotros los que demandamos, con nuestra actitud, esta clase políticos tan mediocres. ¿Cuantos se toman el tiempo necesarios para revisar un periódico serio? ¿O de vez en cuando, escuchar un programa de opinión sensato? ¿Cuantos de nosotros esta al tanto de como va la economía, más allá de las quejas de que todo va peor? Peor aún, cuando esta clase de sujetos sale a las calles a desperdiciar recursos públicos, regalando tiliches, somos nosotros los que extendemos la mano y les decimos, con este gesto "Adelante, sigue sin ideas, al fin que con una de estas porquerías me conformo".

Porque al final el IFE tiene razón "La democracia la hacemos todos" y somos nosotros, los que permitimos que los políticos nos hagan tontos.

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