miércoles, 11 de enero de 2012

Sobre los toros y la crueldad del hombre



Controvertida la ley que prohibe las corridas de toros en Cataluña. Por supuesto, como se ha comentado, existen muchos más áspectos al rededor de esta ley, que solamente la protección a los animales. Sobre todo, estan los intereses de aquellos que, con esta medida, tratan de quitar un elemento de la identidad española en la comunidad autónoma de Cataluña. Más allá de las motivaciones política, mi reflexión va en el sentido de la crueldad como parte de los espectaculos y entretenimientos. Atengamos a la crueldad entendida como el disfrute del hombre en el sufrimiento de otros. No podría ahondar más en el tema, porque carezco de la capacidad, pero diré que la crueldad degrada al hombre, sea víctima o victimario. Lo vuelve insensible y es incapaz de ser empático, lo cual no solo trae males a los que le rodean, si no tambien para sí, ya que el hombre es un animal social y quien no sabe vivir en sociedad, es incapaz de vivir como hombre.


Uno de esos espectaculos donde la crueldad es parte fundamental es el de los toros. Se dice que en este espectaculo, el hombre ha de mostrar valor y fiereza, pues se enfrenta a un animal criado para ser bravo y defenderse. Nada más falso. El cierto que los toros han de criarse para oponer resistencia, pero hemos visto como si a estos animales se les cría de determinada manera, su fiereza y potencia supera por mucho a la del hombre (viene a mi mente algunos toros de Muria) y este acaba mal parado ante estos formidables animales. Han de criarse pues, para el que el hombre, siempre débil y cobarde, pueda gloriarse en su sufrimiento.


Otra cosa es que este punto. Gloriase en el sufrimiento. No cabé duda que cuando el hombre habría de enfrentarse al oso o al lobo, para conseguir alimento, había cierta gloria en vencer a estas fieras. Era una lucha de vida o muerte, por la sobrevivencia, como todo funciona en la naturaleza. Pero no siempre vencía y hay no solamente recibía una cornada y era llevado en helicóptero al hospital. Perdía la vida y entonces no era solo un juego. A diferencía de aquellos días, en el que el hombre se jugaba el pellejo para conseguir alimento, hoy en día el hombre se enfrenta a los toros, con todas las ventajas para infligirle el mayor sufrimiento, con asistentes y herramientas adecuadas para ganar la batalla. Pero más allá de la corbardía por estos señores exhibida el punto es que el animal no ha de recibir una muerte pronta para satisfacer las necesidades alimenticias del hombre. No, ha de recibir el mayor posible, sus nervios deben encrisparse cuando le es clavada cada baderilla, y deben mantenerse de pie, jadeando, llevados al límite del sufrimiento con cada estocada. Sus organos son arrancados cuando aun esta vivo, y siente todo el tormento. ¿O porque creeran estas personas que los toros actuan con tal bravura, si no por que su ser se ve contricto ante el dolor recibido? En cambio, el hombre, aunque pudiera ser tocado, recibira todas las atenciones cuando sea herido, para seguir con su camino de crueldad. Valiente manera de sentirse de nuevo valeroso.


No entiendo mucho de politica, pero entiendo que de aquí come mucha gente y que, más aún, es parte de la identidad de un pueblo. Como el circo romano, debe ser. Pero aún así, no pocos nos avergonzamos de estos inhumanos actos, vistos ya desde lejos y nos preguntamos. como es que el hombre pudo llegar a estos puntos tan bajos. El pan lo pueden ganar de manera más humanas, que creen riqueza y felicidad, no sufrimiento. La identidad de un pueblo siempre ha de estar en constante cambio, si aspira a ser cada día un mejor pueblo. Y nosotros, siempre tendremos la capacidad de preguntarnos, si queremos ser recordados como inhumanos.

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